sábado, 22 de junio de 2013

Conductor@s

7 a.m. Día laborable. Hace bueno. Tengo un par de horas. ¿Sabes qué? Que subo al Tibidabo. Con la Flaka. Una veterana Orbea Zeus de aluminio. Tuneada. Luce orgullosa mientras devora kilómetros de asfalto. Los cuadros de carbono la adelantan mirando de soslayo, sintiéndose jóvenes, superiores, pero no tienen claro cómo estarán cuando lleguen a la edad de la Flaka.
La Flaka
Voy hacia Molins de Rei. Un poco complicado a esa hora. Tráfico intenso; camiones, furgos, coches... Tomo la carretera a Vallvidrera. Una vez allí se tranquiliza el tráfico y empiezo a rodar más cómodo. La carretera es estrecha y sinuosa, sin arcén, sin líneas divisorias. Empiezo a subir tranquilamente. A menos de un kilómetro dejo atrás el circuito de motocross. En otro kilómetro aproximadamente llegaré al pequeño núcleo urbano de Sant Bartomeu de la Quadra.

Tomo una curva a la derecha. Me adelanta una chica con una furgoneta Peugeot a por lo menos 3 metros. Por el carril contrario adelantándome en una curva sin visibilidad, ya que enlaza con otra a la izquierda. Imposible volver a meter el coche a la derecha, así que la curva a la izquierda  la toma por el centro de la calzada.
- Buf! Menos mal que no bajaba nadie -pienso mientras sigo pedaleando- porque si no se dan de morros... y a saber cómo acabo yo.

Sigo. Subida suave. No he llegado todavía a Sant Bartomeu. Un tramo recto, corto, suficiente para adelantar una bici. Una chica me adelanta con un Audi. Nadie de cara, la recta para nosotros. Lo del metro y medio es ciencia ficción para ella, a saber cómo se calcula eso. El caso es que pasa cerca, demasiado.
- ¿Pero porqué no se tira a la izquierda? ¡Será que no tiene sitio! -me digo a mí mismo.

Sant Bartomeu. La pendiente se agudiza, pedaleo unos metros en pie. Justo antes de dejar el pueblo hay un desvío a la izquierda que lleva a La Rierada. Un STOP, con una pequeña isleta, con espacio para parar. Me adelanta una chica. Lleva un Saxo (o similar). El metro y medio de distancia con la bici no lo respeta por mucho, pasa demasiado cerca; toma el desvío a la izquierda sin hacer el STOP y con el intermitente a la derecha.
- Vaya... ésta ha hecho un 3 en 1... "menuda" crack...

Una vez dejo Sant Bartomeu el poco tráfico de esa carretera disminuye aún más y ya puedo rodar relamente tranquilo, incluso dejar de ir tan pegado al guardarail. Se pueden trazar mejor las curvas y se oye de sobras si cualquier otro vehículo de motor se acerca. El resto del trayecto discurre con tranquilidad, sin mayores sobresaltos. Llego a Barcelona después de coronar el Tibidabo y bajar por la carretera de Vallvidrera. Toca respetar semáforos, pasos de peatones... Hay que mantener limpia la imagen del ciclista.

Cuando llego a la altura de Sant Joan de Déu subo hacia el hospital, calle arriba. Buena rampa. Sigo hasta el desvío a la Plaça Mireia y de ahí tomo la última subida hasta el Club de Tenis Ciutat Diagonal. Media vuelta y todo bajada hasta casa.

2 horitas para dejar el cuerpo y la mente en perfecto estado para afrontar el día. Sobre las incidencias mejor no pensar. Como han estado concentradas en menos de 2 kms al principio pues ya ni me acuerdo. Mejor.

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