domingo, 24 de noviembre de 2013

Running





La fiebre del running es evidente viendo cada día los incontables corredores por calles, parques, avenidas o sierras cercanas a las poblaciones. Este año se va a cerrar con casi 4 carreras al día de media en Catalunya, resultado de un sencillo cálculo a partir de las carreras populares que se van a desarrollar en el 2013: 1.413 carreras de cualquier modalidad que signifique hacer pocos o muchos kilómetros corriendo. Curioso el dato de que los dorsales en Catalunya son las más caros del estado. También en esto los ciudadanos de esta comunidad siguen rascándose los bolsillos más que en ninguna otra (no puedo evitar reflexionar muy a menudo sobre porqué no salimos todos corriendo de aquí) .

Para evitar la Ultratrail de Collserola, y teniendo tan sólo un par de horas disponibles, este domingo decidí salir con la flaka y hacer una ruta por carretera, una ascensión al Tibidabo por Molins de Rei y Vallvidrera. Tan sólo unos carteles en la carretera demandando atención a los conductores delataban el paso de la carrera; por lo demás no vi ni un solo corredor, al menos con dorsal, supongo que por no coincidir con el horario de tan magno acontecimiento. A pesar del frío sí que había un sinfín de bicicletas, de montaña y carretera. En plena bajada hacia Vallvidrera y justo donde una pista que viene de Sant Just Desvern desemboca en la carretera apareció un grupo ciclista. No puedo precisar cuantos eran, pero calculo que podrían ser un centenar, contando los que salían a la carretera, los que subían todavía por la pista y los que estaban tomándose un respiro o esperando a supuestos rezagados. Volvieron a desviarse por una pista algunos metros más allá, puede que un kilómetro, durante el cual se formó una bonita serpiente multicolor; un inmenso grupo en el que habían incluso niños y no pocas chicas. No formaban parte de ninguna carrera popular ya que no había ninguna organizada por la zona, por lo que supuse que se trataría de una salida organizada por algún club ciclista, tremendamente numeroso por cierto.



No puedo dejar de imaginarme cómo estarían los senderos y pistas de Collserola, un hervidero de ciclistas, caminantes y corredores. El deterioro de Collserola es evidente; senderos que hace algunos años dejaban el paso justo para una bicicleta ahora son verdaderas carreteras. Muchos de esos senderos tienen ahora escapatorias o pasos alternativos a los más complicados que no había más remedio que superar. A eso ha contribuido también la limpieza, a veces desmesurada, que se hace de estos caminos, ensanchándolos hasta la exageración. ¿Paso abierto y fácil para los bomberos en caso de incendio?

El tener un entorno privilegiado en Barcelona para hacer deporte al aire libre hace de él un lugar delicado, donde el equilibrio entre las actividades humanas y la naturaleza es cada vez más desfavorable a la segunda.




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