martes, 7 de enero de 2014

La ruta del "regajo"





La víspera de Reyes decidimos David y un servidor hacer una ruta por Collserola. Esperándolo en el punto de reunión habitual me encuentro con el grupo con el que solemos hacer nuestras salidas los domingos.
- ¡Hombre, qué haces aquí!
- ¡Hola! Esperando a David...
- Nosotros vamos a buscar aquella trialera nueva de Sant Cugat. ¿Os apuntáis o qué?

No sé de qué trialera hablan, pero cuando llega David decidimos unirnos al grupo. El inicio de la ruta transcurre por lugares conocidos hasta llegar a Vallvidrera, siempre buscando el ascenso por senderos en lugar de hacerlo más cómodamente por pista. Bajamos al pantano de Vallvidrera (donde avistamos cerca de nosotros una rapaz que bien podría ser un águila culebrera; suposición hecha desde la ignorancia) desde donde nos dirigimos hacia la carretera de La Rabassada por una sinuosa pista, que primero desciende en divertidas lazadas para subir con decisión hasta cerca de Sol i Aire. Descendemos la carretera algunos metros hasta encontrar un desvío a la derecha cerrado con una cadena. Una vez reagrupados nos adentramos en el bosque por un estrecho y cerrado sendero, una zona umbría, húmeda y fría donde la vegetación, como en toda la vertiente norte de Collserola, es exuberante (Vietnam la llama alguien). El terreno está resbaladizo por el barro, las raíces y las rocas húmedas, cubierto por las hojas de los robles que hay en esa zona que todavía dificultan más el divertido y a la vez exigente, largo y técnico recorrido.

En un punto determinado y en una complicado tramo lleno de surcos provocados por el agua de las lluvias, encontramos a un grupo de ciclistas que está descendiendo a pie. Amablemente nos dejan pasar pero el tapón es evidente: nosotros somos 8 y el otro grupo otros tantos, lo que obliga a algunos de nosotros a bajar también de la bici. Sabido es que en algunos tramos es prácticamente imposible arrancar de nuevo una vez hemos puesto el pie en el suelo, y más si éste es como una pista de hielo y está lleno de surcos y escalones.

José, que es el guía en esta ocasión (as usual...) va el primero y entre la vegetación lo perdemos de vista, pero oímos sus habituales gritos (no es la mejor compañía si queremos avistar algún animal). Cuando nos reunimos todos exclama:
- ¡¡¡Yo he llegado hasta el "regajo"!!!
- ¿Hasta dónde?
- ¡Hasta el "regajo"! ¡Sin bajar!
- El "regajo"... ¿y qué es el "regajo", tío?
- ¡Vaya hombre! ¡Pues el río, el riachuelo ese de ahí!

El río o riachuelo no es más que un estrecho torrente o barranco que hay que cruzar, escaso de agua excepto cuando las lluvias son abundantes. En esa parte se forman auténticos nudos de barrancos, torrentes y riachuelos que en seco son una delicia; también en mojado, pero se convierten en pasos mucho más técnicos donde los neumáticos deslizan más que ruedan y se pone a prueba la pericia y la técnica de ciclistas e incluso senderistas.

Torre Negre y bosques colindantes, Sant Cugat.

Nos encontramos en la zona comprendida entre los torrentes de Can Bell, de la Font de l'Ermetà y la Torre Negre. Esa trialera quedará ya bautizada como la del "regajo", palabra que para sorpresa del que escribe está definida en el diccionario de la RAE:

REGAJO. (De regar.) m. Charco que se forma de un arroyuelo. II El mismo arroyuelo.
 
El sendero nos deja cerca de la pista de la Torre Negre; la idea es dirigirnos a Sant Medir, pero claro, no vamos a ir por pista, así que nos disponemos a buscar otros senderos que nos llevan junto a Can Borrell y, esta vez sí, dirigirnos durante uno o dos kilómetros por pista hacia Sant Medir donde reponemos fuerzas para proseguir hacia el Coll de l'Erola, en la carretera de l'Arrabassada cerca del Tibidabo; evidentemente por senderos... que la pista es muy fácil y no sea que nos vayamos a aburrir. La subida la hacemos como si nos fuera la vida en ello, a un ritmo alto, y donde justo antes de llegar al final los sprinters se lanzan, haciendo gala de un fondo envidiable, en un suicida sprint sobre un suelo de rocas para llegar los primeros: Jose, Guillem, los tetes...  El resto (David, Leo, Sebastián) no es que vayamos mal... pero ya no podemos seguirlos en esos 300-500 metros de sprint de meta volante.

Otra excelente salida con este grupo que siempre nos descubre nuevos itinerarios, aunque a veces me parezca inverosímil que queden tantos kilómetros de sendas desconocidas por la sierra de Collserola. Esta vez no llevaba el GPS ya que no contaba con salir con ellos, pero desde luego hay que llevarlo para tener almacenado en algún lugar los muchos senderos que siempre tenemos el placer de descubrir en su compañía.

Estoy seguro que no conocen una técnica trialera que descubrí el mismo día de Reyes; desciende de Sant Pere Màrtir y se ha abierto recientemente por el paso de senderistas y escasos ciclistas. Pero seguro que me llevo una sorpresa cuando los guíe por ella y la tienen más que recorrida...

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