martes, 25 de marzo de 2014

La Presó de Busa

La Presó de Busa o el Capolatell se encuentra en el extremo E de la Serra de Busa, altiplano a una altura de unos 1300mts rodeado de riscos. La sierra está formada por conglomerados depositados por los ríos pirenaicos hace 25 millones de años. En el Capolatell se formó una fractura en las rocas que separó literalmente en dos partes la sierra; a esta zona del Capolatell se accede a través de un puente metálico desde el llano, o bien escalando o ascendiendo por alguno de los senderos abiertos entre las canales de los riscos. El nombre de Presó (prisión) de Busa viene del hecho de que se usaba realmente como cárcel en la guerra contra las tropas de Napoleón. A los soldados franceses presos se los dejaba allí sin opción a poder escapar, por lo que, según diversos escritos, morían de hambre o se lanzaban al vacío desesperados.

Los riscos de Busa
La sierra se encuentra en la comarca del Solsonès, y a sus pies hay varias poblaciones, la más importante Sant Llorenç de Morunys. Desde lo alto de la sierra podemos ver hacia el norte el Pedraforca, la Serra d'Ensija, el Cadí Moixeró y hacia el sur a lo lejos podremos distinguir Montserrat, Sant Llorenç del Munt i l'Obac el Montseny.

La ruta comienza junto al pantano La Llosa de Cavall y asciende por senderos y caminos escasamente señalizados. Aunque el mapa es una gran ayuda en algunos puntos es fácil confundirse ya que hay varias pistas, senderos y caminos que a veces se cruzan, y entre ellos muchos otros que tendremos que dejar tras confirmar mapa en mano el camino correcto.

Lo más complicado es la bajada, donde el entramado de caminos es más importante; de hecho el mapa muestra diversos recorridos que nos llevan al mismo sitio o alrededores. Por ello seguir el track puede sorprender bastante ya que en algún tramo tomamos algún sendero marcado con hitos pero que al cabo de unos metros se pierde en el bosque y obliga a progresar campo a través ("a cara de perro" tomando prestada la inolvidable expresión de Alex).

Otras rutas interesantes por la sierra nos llevarán por descensos equipados con clavijas o cadenas y entre barancos, haciendo muy entretenida, pero más arriesgada, la excursión. Las vistas son muy agradecidas, con vistas a la Vall de Lord y a sus espectaculares rocas de conglomerado que en algunos casos recuerdan a Montserrat, con la diferencia evidente de tener un color más rojizo y más espesa vegetación con hayas, pino silvestre, encinas, robles y altísimos boj.


Por lo alrededores de Sant Miquel de Fai

La subida por carretera a Sant Miquel del Fai ofrece unas espectaculares vistas a los Cingles de Bertí y al congosto en el que se ecuentra prácticamente colgado el monasterio. Cuando las lluvias han sido generosas los saltos de agua lo hacen todavía más atractivo. Dejando el monasterio a la derecha la carretera continúa su ascenso, auunque parezca que se acabe dado mal estado del asfalto los primeros metros y la ausencia de señalización. Pero el asfalto en buenas condiciones vuelve rápido y se asciende por la carretera escasa de tráfico, sin señalización de ningún tipo y estrecha en algunos tramos porque la vegetación se le echa encima.

Una vez alcanzada la tranquila carretera de Sant Feliu de Codines a Centelles la ruta se dirige a Sant Martí de Centelles, donde hacemos una corta visita y aprovechamos para tirar de barrita energética. La misma carretera nos lleva a Sant Quierze Safaja tras tomar un desvío, visita al minúsculo centro histórico y vuelta a la carretera para volver al punto de origen por el mismo sitio que hemos ascendido a Sant Miquel del Fai, disfrutando de otras perspectivas y de la rápida bajada entre vertiginosas curvas.

La "flaka" en Sant Martí de Centelles
Una vez llegados a Bigues i Riells el tráfico crece exponencialmente y estos últimos kilómetros hay que hacerlos con más cuidado y pegados a la derecha. Y para que no se nos haga demasiado corta nos desviamos hacia Marata en LLerona para dar una pequeña vuelta que nos dejará en el punto en el que hemos comenzado la ruta.

martes, 4 de marzo de 2014

Sanciones en Collserola



Tarde o temprano se iniciará la tan anunciada y amenazante campaña para multar a ciclistas en Collserola. Sé por boca de algunos compañeros que alguna vez la Guardia Urbana o los forestales les han llamado la atención por circular por senderos de menos de 3 metros o por otros lugares no permitidos. No se de nadie que haya sido multado, pero este tipo de noticias están apareciendo cada cierto tiempo, por lo que queda claro que algo cambiará en el futuro respecto al uso de Collserola para la práctica de la bicicleta.


Es evidente que un Parque Natural requiere de protección especial para su conservación; y es evidente también que Collserola se ha convertido en poco tiempo en un espacio que es visitado por multitud de ciclistas, excursionistas, corredores, jinetes, cazadores, turistas, familias... De hecho Collserola está lleno de urbanizaciones (algunas más piratas que otras), restaurantes (a algunos se llega en coche después de unos pocos kilómetros adentrándose por pistas forestales), merenderos e incluso un fabuloso parque de atracciones, por lo que la afluencia de gente es inevitable. Esto significa que es tarea de todos mantener este espacio natural único junto a Barcelona.

Restos de un coche en el bosque.
Siendo tan importante algunas cosas llaman la atención. Por ejemplo que esté lleno de combustible: árboles caídos, troncos que se han cortado para evitar el bloqueo de los caminos, ramas... La ladera sur-este entre Sant Pere Martir y Vallvidrera es un auténtico almacén de leña, por lo que resulta fácil adivinar que ocurriría si por cualquier motivo se iniciara un fuego. Una tarea pendiente es definir de quién es la responsabilidad, privada, pública o ambas, de mantener el parque en condiciones e iniciar las acciones pertinentes para su correcta conservación, cosa que no da la sensación que esté en marcha.

Algunos senderos han doblado o triplicado su anchura de la noche a la mañana. Suelen haber jardineros por la sierra podando los árboles (las ramas quedan en el suelo) y manteniendo los caminos. No puedo asegurar si se les ha ido la mano en los márgenes de los caminos o bien forma parte del mantenimiento para el acceso de los operarios que mantienen las (múltiples) torres eléctricas que atraviesan el parque o para que los bomberos, en caso de necesidad, tengan pasos abiertos al mayor número de zonas posible.

Otra actuación que resulta chocante es el depósito de agua construido junto al pantano de Vallvidrera, seguro que necesario; pero las obras se han llevado la parte final del sendero que desciende desde Vallvidrera. Probablemente en poco tiempo estará otra vez poblado por la vegetación, ya que ha sido cubierto por tierra y es una zona húmeda que facilitará su aparición, pero el impacto visual ahora mismo es bastante llamativo.

Como lo es el desgaste que deben producir las excursiones, carreras y eventos deportivos que se organizan; estando tan cerca de poblaciones importantes es fácil acceder a ellas. No sería tan problemático si después de estas pruebas no quedara ni rastro de envoltorios de barritas energéticas, botellas de agua o tetra-bricks de zumos y productos que potencian el rendimiento muscular y mental.
Un lugar a recuperar: Casino de l'Arrabassada.

Una persona incívica lo será tanto si es ciclista, senderista, escalador, turista, cazador o jinete. Por lo que volvemos al tan  socorrido argumento: es cuestión de educar en lugar de sancionar. Pero una condición indispensable para la educación es dejarse educar. A estas alturas que haya personas que todavía dejan basura, colillas o no respetan el entorno no me parece justificable. No debería hacer falta que "papá administración" tenga que estar diciéndonos qué tenemos que hacer o qué no, qué cosas son correctas o cuales no lo son. A veces me da la sensación que necesitamos que alguien o algo nos guíe porque solos no podemos convivir.

No sería en absoluto mala idea que la administración, en lugar de sancionar como recurso más fácil y que menos consumo mental requiere, habilitara caminos y senderos para las bicicletas; no es lógico que no se pueda circular por senderos de menos de 3 metros en todo el parque (aunque no cumplimos con esta norma, todo hay que decirlo). Mientras tanto, en estos senderos debemos dejar paso a los peatones, no crear atajos ni escapatorias y evitar derrapar, que es motivo gratuito de erosión.

En definitiva tarea de todos cuidar del entorno pero que debería recaer mucho más sobre nuestra responsabilidad para evitar que las administraciones tengan excusas para definir normas e inventar sanciones. Conciencia colectiva y de comunidad, conciencia de que los espacios naturales o los públicos son para todos y no para que unos pocos practiquemos egoistamente nuestra actividad como si fuera el salón de casa.

Como colofón a estas reflexiones me viene a la mente una duda. Nunca he leído que en el Montnegre-Corredor, por poner un ejemplo, se quiera limitar el paso de bicicletas y en cambio es una zona natural protegida con infinidad de senderos y pistas que recorren bicis, excursionistas, motos de montaña e incluso coches por sus pistas abiertas al tráfico. ¿Tiene menos presión humana que Collserola? ¿Menos riesgo de degradación? ¿Menos visitantes?


La basura del Everest

Basura a los pies de Everest.

Buenas noticias para el medio ambiente, aunque sea a nivel local. Los escaladores, o turistas dado que subir al pico más alto del mundo se ha convertido en un destino turístico más, van a tener que descender con una buena cantidad de basura en sus mochilas.

Uno siente vergüenza ajena cuando recoge residuos que otros excursionista han dejado en el monte. Entiendo que a veces algunos perderán sin poder evitarlo ese envoltorio o bolsa de plástico que puede caer de la mochila o nuestros bolsillos, pero la mayor parte de la basura que encontramos en el monte es abandonada allí a conciencia. Y si no expliquenme que hacen dos cámaras de bicicleta colgadas de una rama, las colillas antes del paso de Mahoma, las latas de conserva bajo una piedra en el collado de la Facha o la lata de cerveza en lo alto del Saburó.

domingo, 2 de marzo de 2014

Sant Pere Romaní en Molins de Rei



Sant Pere del Romaní, o Sant Pere Romaní, es una ermita románica que se encuentra en el municipio de Molins de Rei en Barcelona, comarca del Baix LLobregat. Declarada de interés nacional, se construyó en el siglo XI y perteneció a la parroquia de la Santa Creu d'Olorda, actualmente otro destino para ciclistas que gustan de copiosos almuerzos a media ruta o de aquellos que pasamos de largo haciendo caso omiso a los sugestivos olores a leña, botifarras y calçots.

Sant Pere Romaní.
Partimos de Esplugues para encontrarnos con los compañeros de Cornellá y dirigirnos a San Just para ascender hacia Collserola. La idea es hacer el mayor número de senderos posible, como es habitual en este grupo. Ascendemos por la Salut para dirigirnos hacia la (fea) cantera de Molins de Rei, parte de la cual se sitúa en el municipio de Barcelona, y cruzarla para tomar otra pista. Nos dirigimos a una loma que domina el delta del Llobregat con unas bonitas vistas prácticamente a 360º, aunque la altura es bien modesta. Descendemos por un vertiginoso sendero hasta Sant Pere Romaní, donde aprovechamos para hacer un par de fotos. Es la segunda vez que desciendo este divertido y técnico sendero, la primera lo hice de noche; y me sorprende que bajáramos a oscuras por él tan tranquilamente y sin percance alguno. Desde luego que para nuestras salidas nocturnas llevamos potentes focos en las bicis, mínimo de 900 lúmenes, pero igualmente no deja uno de sonreír recordando los caminos que recorremos por la noche, como si fuera a plena luz del día y a ritmo digamos... alegre.

Posteriormente vamos a buscar otro sendero que nos dejará en Molins de Rei. Éste es menos técnico pero más rápido y recorre la cresta de esta colina, pero como el descenso por él es bastante rápido no podemos perderlo de vista ni un momento y tenemos que extremar las precauciones para no salirnos de él, chocar con algún árbol o salir disparados en algún escalón.

Por encima del circuito de motocross de Molins de Rei iremos hacia La Rierada para ascender por la pista conocida como "La Siberia", así llamada porque la calle sin asfaltar desde la que se alcanza la subida se llama así. Curiosamente está lleno de coches aparcados, y a medida que nos acercamos al puente que cruza la riera para empezar el ascenso, encontramos a gente en los coches, algunos con disfraces, con pinta de haber pasado la noche de fiesta. En un momento del ascenso tenemos visión hacia una casa en medio del bosque, bastante grande, y vemos que está lleno de gente, carpas, música, algunas furgos... ¡Parecía Woodstock! Curioso contraste el de los ciclistas que bien temprano están recorriendo la sierra y el de los fiesteros que han pasado la noche en vela disfrutando del carnaval.

Esta pista nos deja en la carretera de Molins de Rei a Vallvidrera, la cual dejamos pronto para adentrarnos en otro sendero que nos llevará a cruzar la carretera para descender hacia Sant Just deshaciendo parte del camino que habíamos hecho para ascender.

Una ruta corta, bastante intensa para los pocos kilómetros que tiene y con tramos trialeros que nos dejan al final con un gran sabor de boca.