domingo, 25 de mayo de 2014

"Montanbai", es lo que hay...

Llego al punto de reunión y veo que el grupo esta vez va a ser muy reducido: Sebastián, José y yo. Unos con la Copa Catalana, otros con las mesas electorales de este domingo de elecciones europeas, otros que se han pasado definitivamente a la carretera... y no se si alguno habrá amanecido celebrando la décima, que poco faltó para que fuera la primera.

Nos vamos hacia el Puig Vicenç, modesta cima de 467 mts en la comarca del Baix Llobregat entre Torrelles de Llobregat, Vallirana y Cervelló, formando parte de las Muntanyes de l'Ordal. Rodamos a buen ritmo, con decisión por las pistas que atraviesan los cerezos en Sant Climent i Torrelles, cargados de frutos en esta época del año.

José tiene problemas con el freno trasero, hace un ruido extraño. Las pastillas son nuevas, puede que sea ese el motivo. Hemos parado a echar un vistazo pero no vemos nada raro. En una bajada que hacemos en paralelo veo que cuando frena la pinza "tiembla", se desplaza hacia adelante y hacia atrás.

- ¡José! Para que llevas la pinza suelta, vamos a apretarla.

Me pongo a toquetear la pinza pero no, está bien fijada. ¿La rueda está medio suelta? Tampoco. Al final vemos el problema.

- Tío, tienes el tirante trasero roto a la altura de la pinza.

Estado del tirante a la llegada.
José se queda petrificado. El mismo problema que tuvo hace un par de años. Su flamante Trek doble ha roto otra vez el tirante por el mismo sitio, ya es el segundo. Y eso que éste basculante, según el proveedor, está reforzado en ese punto porque Trek ya detectó el problema.

Obviamente decidimos volver con él, así que damos media vuelta. - Es el montanbai, es lo que hay... - comenta alguno de ellos.

La pierna herida.
En una bajada con el suelo inestable que hacemos despacio, ya que es mejor que José no use el freno trasero, se nos va a un lado, el que tiene más piedras sueltas y de tamaño considerable. La rueda delantera pierde agarre y se va al suelo. Sebastián y yo paramos al cabo de unos metros, con tanta bajada necesitamos cierta distancia para detenernos. Dejamos las bicis y vamos corriendo a buscar a José que se ha quedado en el suelo con la bici encima. Al cabo de unos segundos oímos un "estoy bien estoy bien", pero de entrada nos hemos asustado porque ni se movía. Un poco de agua en las rascadas que se ha hecho por toda la pierna y reempredemos la marcha; él dolorido por las heridas de una pierna y los golpes en la otra. Aún así nos han salido 40 kms. Salida frustrada, curiosamente la misma ruta en la que sufrimos un pinchazo y yo rompí la cadena en una salida anterior. Cuando me despido de ellos en Cornellá decido subir por Collserola antes de ir a casa, y el cuenta kilómetros me ha marcado 65 kms cuando he llegado.

Montanbai, es lo que hay...


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