jueves, 30 de julio de 2015

La Porta del Cel

Buscando la puerta

La Porta del Cel es un itinerario por el Pirineo Catalán de aproximadamente 65 kms y 11.000 mts de desnivel acumulado, 5.550 de ellos positivos. Se asciende a los picos de Certascán, Pica d'Estats y Roca Cigalera; pero en el camino encontraremos otros que podremos coronar y así aumentar la distancia y los metros de desnivel. Atraviesa diversos valles y asciende a collados de altura respetable como el Certascám, L'Artiga, Sotllo y la LLaguna. Las vistas desde cualquiera de estos pasos elevados, además de la de los picos, son espectaculares. Y el premio final de la Roca Cigalera, con sus "modestos" 2.668 mts, que ofrece de una tacada una visión detodo el recorrido que hemos hecho durante los 4 días. Es un recorrido que requiere un mínimo de forma física, estar acostumbrado a caminar varias horas y tener unos mínimos conocimientos de orientación en la montaña para saber "leer" los caminos incluso cuando no los hay. Mapa obligatorio y GPS útil, aunque en nuestro caso únicamente lo miramos dos veces en todo el recorrido donde no había senda. Y con esta perspectiva arrancamos la ruta.

Hacia la Pica d'Estats
La etapa más corta es la de Tavascán al cámping-refugio de las bordas de Graus.Un paseo de poco más de una hora. Puede alargarse con la primera o última etapa, pero si se llega de viaje a Tavascán el mismo día de inicio es bueno empezar con este tranquilo recorrido. Ya al llegar al cámping-refugio nos encontramos con los que van a ser nuestros compañeros de ruta, aunque a diferente ritmo: las Alcañeras y los Vascos. Los Pastoret sólo nos acompañarán durante la etapa de Certascán y no sufriremos más al recorrer una cresta con el perro pisándonos los talones. La primera sorpresa nos la llevamos en Tavascán; dos hermanas de 19 y 21 años que no habían afrontado nunca largos recorridos por montaña estaban realizando todo el GR-11. Habían salido de Cap de Creus hacía tres semanas y ese día se lo tomaban de descanso.

¡Baiau!
La primera etapa nos llevará hasta el refugio de Certascán, frente al lago natural más grande del Pirineo: estany de Certascán. Ascenderemos al pico del mismo nombre, de 2.852 mts. Con un desnivel considerable de 1.500 mts este tramo no ofrece dificultades, es un tranquilo recorrido primero por el bosque y las bordas de Noarre, con un moderado ascenso al Coll de Certascán después de pasar por los Estanys Blaus y disfrutar de un descanso en el Forat de Guerossos, una espléndida pradera con una no menos espléndida cascada que nos ayuda a refrescarnos. La subida al pico, sin ser excesivamente técnica ni aérea, tiene algún paso vertiginoso si se recorre por la cresta, pero nada importante si estamos acostumbrados a la montaña. En el refugio el guarda, alma matter de la Porta del Cel, nos obsequia con todo tipo de información, detalles e incluso un vídeo.

Descenso desde la Roca Cigalera
Afrontamos el segundo día saliendo del refugio de Certascán hacia el de Pinet. Hoy no hay picos pero hay collados y fuertes rampas. Menos desnivel y poco más larga que la del día anterior, los ascensos tienen una inclinación importante. Por el Coll de l'Artiga pasaremos a Francia, descenderemos hacia el valle con unos increíbles meandros de aguas transparentes y frías entre esplanadas de hierba; sitio ideal para quitarse todo el equipo, ropa incluida, y disfrutar de un baño anti inflamatorio que nos deja nuevos. Nos espera ascender otro puerto junto a un río encañonado, desde donde veremos el refugio de Pinet al alcance de la mano y donde un magnífico quebrantahuesos hace una orgullosa pasada sobre nosotros exhibiendo su poderío y elegancia. Pero para llegar al refugio hay que dar un buen rodeo, descendiendo por unos prados sin prácticamente sendero, rodeando un agudo espolón y dirigiéndonos a un collado por una fuerte pendiente dejando a la izquierda otro cañón formado por el río y que impide el paso directo al refugio. Todavía queda descender a una canal llena de nieve y una trepada de unos 100 mts, equipada con clavijas y cables, húmeda por la lluvia y una gran atracción para la tormenta eléctrica que en ese momento tenemos encima, débil pero suficiente para estar temerosos. En el refugio, mientras nos tomamos unas cervecitas, vemos que nuestras Alcañeras tienen alguna dificultad para llegar hasta la canal. Hay un miembro del grupo que lo está pasando mal. Decidimos acercarnos a las clavijas para echar una mano. Mientras uno sube delante con la mochila de una de ellas, el otro le indica por detrás cómo y donde agarrarse. ¿El tercero? En la ducha del refugio... De todas maneras nos ganamos el nombre de Rescatadores a pulso. A destacar los guardas del refugio, bautizados como los Gary Glitter, los primeros guardas que hemos visto jamás sin aspecto de montañeros.



Las Alcañeras a tiro
El tercer día nos espera la Pica d'Estats. Ha llovido durante la noche pero amanece despejado. Al poco de iniciar el ascenso empiezan a aparecer las primeras nubes, pero a la altura del Etagn d'Estats quedan por debajo y comenzamos una ascensión con nubes altas cubriendo el cielo y un mar blanco formándose más abajo. El aspecto rocoso de esta zona crea un paisaje inhóspito. Sobre el Etagn de Montcalm asoma nuestro primer objetivo: el Montcalm. Vamos a coronarlo por el Coll de Riufred. Y una vez en la cumbre disfrutamos de unas vistas increíbles. Cadenas montañosas, nubes, picos que asoman entre ellas, el macizo de la Maladeta, Monte Perdido, Besiberris, Molieres, las montañas de Andorra con Baiau frente a nosotros (cómo no, Joan), la silueta del Cadí, Monteixo... Tomamos unas cuantas fotos, no hace frío, y el paisaje es cambiante debido al movimiento de las nubes. No encontramos el momento de bajar. Al final lo hacemos hacia el collado para recoger las pesadas mochilas y ascender a la Pica d'Estats. Vemos a un chico y una chica que bajan corriendo, con atuendo trail runner. Nosotros subimos tranquilamente y en la cima unos excursionistas que han subido antes nos invitan a un trago de cava. El paisaje es prácticamente similar ya que la Pica está unos metros más al este del Montcalm. Aún así nos quedamos otro buen rato. Nunca cansa la contemplación de estos paisajes a esas alturas. De vez en cuando intentamos localizar a los Vascos y las Alcañeras, pero no los avistamos en ningún momento. Descendemos pasando antes por el pico Verdaguer. La preciosa bajada hacia el refugio de Vall Ferrera es una maravilla, con sus tartera, sus dos grandes estanys, riachuelos, cascadas y finalmente el bosque de pino negro, pero es inevitable la sensación de tedio a medida que nos acercamos al regufio. Juisto antes del mismo encontramos frente a nosotros a las Alcañeras y los Vascos, y se organiza una improvisada carrera de unos metros para ver quién llega antes. Núria Picas, que es quién bajaba corriendo la Pica d'Estats con su compañero de entreno, nos mira sorprendida y divertida. Está haciendo la misma ruta que nosotros, entrenando para el Tour del Montblanc; la diferencia es sólo que ella la hace en dos días en lugar de 4, y lleva una mochila mínima en lugar de ropa, comida y crampones que llevamos el resto: juega en otra liga. Laura, la guarda del refugio, nos trata con una alegría y un encanto que vamos a recordar durante días.

Nubes dinamizando el paisaje
Último día de ruta. Tras los chupitos de la noche anterior con los compañeros que siguen la ruta, y con los que por fin hemos podido compartir mesa para cenar, Laura nos tiene que venir a buscar a la habitación. A las 6:30 es el desayuno y todavía estamos desperezándonos. Otra día espléndido, con unos paisajes increíbles. Salimos del refugio camino del estany de Baborte; antes nos encontramos con las Alcañeras, que hoy han salido antes. Después de cuatro días la relación se ha estrechado y aprovechamos para hacernos fotos y echar unas risas. Seguimos hacia el ibón, ascendemos el collado de Sallente o Baborte, y vamos a por el de la Llaguna. Una gran pendiente por otro espectacular pedregal. Una perdiz nival nos recibe, corriendo en dirección contraria hacia nosotros. Desde aquí a la Roca Cigalera son unos 15 minutos cómodos por una gran llanura a 2.600 mts. Ya en el punto más alto vemos absolutamente todo el recorrido que hemos hecho. Tavascán, abajo en el valle, el pico e ibón de Certascán, los collados de l'Artiga y el Pointe de Recós, la Pica, el Montcalm y el valle a sus pies, Baborte. Una fantástica panorámica del trecho recorrido durante cuatro días. Atravesamos la elevada llanura hasta la collada de la Ribera, para descender por el valle mientras cruzan frente a nosotros una numerosa manada de sarrios (isards o rebecos) ante la mirada impasible de unos caballos. Cuando dejamos el valle bordeamos la montaña para dirigirnos a Tavascán, el punto de partida y nuestro destino. Éste tramo es inacabable; el pueblo se ve al fondo del valle justo bajo nosotros, pero misteriosamente lo vamos dejando atrás a medida que avanzamos por un camino roto entre el bosque. Es el tramo más largo de toda la ruta. Finalmente el sendero gira a la derecha y comienza el descenso hacia el pueblo.

Pico de Certascán, el lago y el circo bicolor
De vuelta en Tavascán. Abrazos. Alegría. Bar. Botas fuera. Terraza. Tres jarras de cerveza de medio litro. Brindis. El coche de nuestras Alcañeras donde dejamos la nota con nuestros emails para intercambiar fotos y seguir en contacto. Nuestro coche. Todo al maletero. Calor. Salimos de Tavascán rumbo a Áreu. Ya en el camping montamos las tiendas, un baño en la piscina fría, una merecida cena con civet de jabalí. Nos espera al día siguiente el Monteixo. La guinda. La milla vertical. Ya que estamos...


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