miércoles, 27 de enero de 2016

Roca de Migdia y Salt de la Minyona

Vilanova de Sau entre la niebla
Uno de los espacios protegidos de la provincia de Barcelona es el de las Guilleries-Savassona. Está formado por la Vall de Vilanova de Sau y rodeado de características montañas que se elevan escarpadas desde el valle o bien formando redondeadas paredes, algunas muy peculiares por su color rojizo. Los macizos de las Guilleríes, Savassona y una parte de la sierra de Collsacabra forman este espacio. Es una zona boscosa de pinos, encinas y robles que coexiste con prados de pastos y agrícolas.

Sierra de Ensija, Pedraforca y el Cadí.
Partiendo de Vilanova de Sau, pequeña población situada en el valle, se toma el GR 7 para dejarlo al cabo de poco y ascender por un sendero entre el bosque hacia la Roca del Migdia. A medida que se gana altura las vistas sobre el valle son más habituales desde algunos miradores naturales privilegiados. A primera hora de la mañana, con la fina niebla abandonando los bosques y prados más abajo, la imagen desprende quietud e invita a la contemplación. Pero hay más rincones que esperan.

Cingles de Tavertet y el pantano de Sau, con la punta del campanario de Sant Romá de Sau en el agua.
En la Roca del Migdia las vistas se amplían y destaca bajo los riscos de Tavertet el azul intenso del Pantà de Sau. El contraste entre las rocas de las escarpadas y rojizas paredes y el agua se acentúa gracias al día claro y limpio. Desde este mirador se avista la torre del campanario de Sant Romà de Sau emergiendo de las aguas.

Cerca del Salt de la Minyona
El camino prosigue por un tramo medio perdido debido a las operaciones de limpieza del bosque, que han ocultado las marcas. Siguiendo el track es fácil dar con él, pero a simple vista está oculto, al menos en el momento de esta excursión. Pocos metros más adelante se recupera la senda y ya no presenta mayor problema seguirla; además desemboca en una pista que no se abandona hasta la ermita románica de Santa Margarida d'Ardola, situada en medio del bosque y en ruinas. Siguiendo el sendero se llega a otro rincón que llama la atención: el Puig del Far. Otra curiosa formación rocosa que es otro excelente mirador hacia el valle, el pantano y los Cingles de Tavertet con sus 400 mts de pared vertical. E incluso el Pedraforca se deja ver al otro lado.

Antes de abortar el descenso por el Salt de la Minyona
El GR lleva a partir de aquí al camino que discurre junto al precipicio, sin riesgo alguno a no ser que nos asomemos temerariamente para obtener una foto de premio, que nos dejará en el Salt de la Minyona. Las panorámicas sobre las abruptas paredes son espectaculares, las formas sorprendentes, sobre todo la del saliente rocoso Castell Bernat.

La iglesia de Vilanova de Sau tallada en madera.

El Salt de la Minyona es un mirador junto a la pista, muy visitado por excursionistas, ciclistas e incluso accesible para vehículos. El plan era descender por las pared del mirador, siguiendo el cordal hasta el GR. Pero el descenso por ese tramo rocoso ofrece escaso agarre y a veces incluso el conglomerado de roca se descompone dejándonos en la mano un trozo de piedra de los que la componen. Es además algo aéreo y no ofrece mucha seguridad en bajada, por lo que no es muy recomendable el descenso por aquí. Mucho mejor ascender por esa zona. Así que llegados  a un punto determinado, y cerca ya del GR, retrocedimos para ascender de nuevo al Salt de la Minyona, que alcanzamos subiendo en un momento y sin mayor complicación. La diferencia entre hacer este tramo subiendo o bajando es abismal.
La Plana de Vic desde el Salt de la Minyona.
Siguiendo el camino recorrido anteriormente se toma el PR a Vilanova de Sau, un bonito sendero sin dificultad alguna y además... ciclable.

Ruta con grandes panorámicas, con ninguna dificultad técnica excepto el descenso por el Salt de la Minyona, poco aconsejable en ese sentido y sin duda divertido de subida. En algunos tramos el camino se pierde y el GPS se hace casi imprescindible.

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