Carreteras
solitarias comunican villas y aldeas. En algunas incluso sorprende la presencia
de algún vehículo después de kilómetros sin tráfico. Rodando en compañía de milanos que sobrevuelan los sembrados junto a las carreteras los kilómetros se
acumulan fácilmente. No es una zona de fuertes pendientes ni rampas empinadas,
pero no por ello dejaremos de subir y bajar por las interminables colinas que
conforman el territorio, sumando desnivel a las piernas. El viento es un
visitante habitual y a veces el causante de que la dificultad de la ruta
aumente, obligando a rodar agazapado tras la estela del que nos precede para
ahorrar energías para el relevo.La configuración del territorio y la escasa densidad de población, y por tanto de tráfico, hacen de esta comarca un lugar ideal para las salidas por carretera. Ofrece además, para aquellos que gusten de los almuerzos, de buenos y recomendables lugares para reponer fuerzas.
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